Aprender a investigar. Investigar para aprender. He aquí una acción de idea y vuelta,
fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje de todas las etapas
educativas. Queremos subrayar en este artículo que en el Bachillerato la
investigación cobra un papel decisivo, tanto para el estudiante como para el
profesor.
Los alumnos y alumnas de Secundaria Postobligatoria que se preparan para la Universidad, la inserción en el mundo laboral, o la continuidad de sus estudios en el campo de la Formación Profesional, pueden encontrar en los proyectos de investigación la motivación que necesitan para convertir unos contenidos tediosos en algo vivo, significativo; por lo menos, digno de ser conservado en la mente más allá del día y la hora del examen; y esto porque se habrán transformado en contenidos entrelazados con destrezas y capacidades, puestos a su servicio.
Los alumnos y alumnas de Secundaria Postobligatoria que se preparan para la Universidad, la inserción en el mundo laboral, o la continuidad de sus estudios en el campo de la Formación Profesional, pueden encontrar en los proyectos de investigación la motivación que necesitan para convertir unos contenidos tediosos en algo vivo, significativo; por lo menos, digno de ser conservado en la mente más allá del día y la hora del examen; y esto porque se habrán transformado en contenidos entrelazados con destrezas y capacidades, puestos a su servicio.
Y no solo los alumnos[i] necesitan
la investigación como metodología
unificadora; también los profesores pueden encontrar en ella una tabla de
salvación para llegar a buen puerto. Supone la
unión entre los aspectos lúdicos, motivadores y gratificantes de la enseñanza
y la exigencia del esfuerzo y el trabajo
constantes que son necesarios para la adquisición del conocimiento.
Todo
porque la investigación ̶ bien preparada
y dirigida, por parte del profesor; adecuadamente asumida como tarea por el
alumno ̶ lleva implícita una posibilidad
que funciona como meta atrayente: el germen de lo que los filósofos de la
ciencia llaman el momento del descubrimiento. La posibilidad de construir
conocimiento y construir cultura. Algo bastante diferente a la
asimilación memorística y a la devolución de copia y pega que suponen las
pruebas de evaluación tradicionales. Las clases se convierten de esta manera en
talleres en donde se aprende a aprender en equipo, mientras se investiga y se
comunican los resultados de la investigación.
También porque la investigación
fortalece la voluntad y agudiza el ingenio; requiere sujetos que activen su
paciencia y sean sistemáticos, y no admite agentes que buscan la inmediatez de
unos resultados que no han sido contrastados.
No estamos hablando solo de ciencias
experimentales ni solo de ciencias exactas; los componentes y las consecuencias
de la investigación, que hemos señalado, se dan también en el campo de las
humanidades, y concretamente en el ámbito de la Lengua y la Literatura. Enseñar
literatura investigando, pero también, y a la vez, enseñar y aprender lengua;
conectar saberes de manera interdisciplinar; que los alumnos sepan contestarse
unos a otros, con argumentos basados en la experiencia, cuando alguien
pregunte: "¿Para qué sirve la gramática? ¿Por qué tengo que leer yo a
estos autores si sus obras no me interesan y son difíciles?"
Lo intentaremos; investigaremos cómo
podemos formar estudiantes de Bachillerato que aprendan a través de tareas y
proyectos de investigación integrados, abiertos a la interdisciplinariedad, y
que consigan un aprendizaje significativo.
Artículo publicado en el número 59 de la Revista Textos (Ed. Graó), marzo, 2012:
Investigar para aprender.
Coordinadoras
Amparo Tusón e Ysabel Gracida
Capacidades
en el Bachillerato
Mercedes Laguna
González
[i] Cuando utilizo el
masculino –ya sea en singular o en plural- para referirme al alumnado o al
profesorado, siempre lo utilizo como genérico y, por lo tanto incluyo a chicos
y a chicas, a profesores y a profesoras.
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